martes, octubre 24, 2006

Vocento, el EuroStoxx 50 y la Enronización de las constructoras


Seguimos en máximos, y esta vez el empuje ha venido desde Nueva York, como de alguna manera era previsible, y es que la rotura clara del nivel 12.000 del Dow Jones ha sido muy bien recibida. Hoy el testigo ha pasado al EuroStoxx 50 que tras cerrar por primera vez desde finales del año 2001 por encima del nivel 4.000, hoy deberá probar que la rotura de ayer no ha sido en falso y por efecto arrastre. Del comportamiento del selectivo europeo y la apertura del Wall Street dependerá que se produzca o no la cada vez más esperada corrección. Jornada compleja y determinante para marcar la pauta de la semana.
Ayer nos comprometimos a hacer un pequeño análisis de las condiciones de la próxima salida a bolsa del Grupo Vocento principal competidor del Grupo Prisa (Ticker PRS), operación que conviene vigilar ya que por la naturaleza del negocio a que se dedican podría obtener una publicidad no acorde a la realidad. Y visto que volvemos a tener una CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) bastante inoperante, entendemos que la desprotección del pequeño inversor esta bajo mínimos, y nada que se pueda hacer por ayudar a la columna vertebral de la bolsa española, esta de más.

Lo primero que conviene mirar ante una OPV (Oferta Pública de Venta) es la comisión que van a cobrar las entidades colocadoras, ya que entendemos que deja traslucir mucha más información de lo que en principio parece. Comisiones muy altas implican una venta pensando en los intereses de los actuales accionistas, y comisiones bajas o normales suelen significar una operación acorde con los intereses de todos los accionistas futuros y presentes. Las distintas comisiones que se ofrecen pueden llegar a un importe del 3% sobre la colocación, no es excesiva pero no de las más baratas. En colocaciones como la Cintra la comisión fue de entorno al 1,5%, la acción ha ganado ya un 50% desde entonces, en un panorama no muy favorable para los intereses de los gestores de infraestructuras. Y por el contrario tenemos colocaciones muy reciente como la de Parquesol, Riofisa o Renta Corporación, comisiones todas ellas cercanas al 5%, y que en un principio arrojaron un comportamiento negativo, que solo ha remitido a base de operaciones corporativas.

El segundo punto que normalmente tomamos en cuenta a la hora de valorar una OPV es la evolución de los beneficios, que en este caso son descendentes, e implican un PER (Price Earning Ratio o Cociente entre valor bursátil y beneficios) de entre 20,41 y 17,5 veces los beneficios. Parece un poco alto para una empresa que cada año gana menos dinero pese a facturar más. Según la teoría financiera, los beneficios consistentemente descendentes hacen que la valoración de la empresa tienda a cero, ya que el futuro es notablemente peor que el pasado, lo que indica una clara tendencia de fondo a la baja. La empresa ha pasado de ganar 174 millones de euros en 2003 a 102 millones en el 2005, también hay descensos acusados entre el primer semestre del 2005 y el de este año, 60,6 y 50,8 millones respectivamente. Y según los últimos datos de uno del los principales activos del grupo, el diario ABC, el cierre del año puede ser mucho peor. Todo un desastre desde el punto de vista empresarial, cambiar tu carácter para parecerte al líder cuando estas cerca de él, es un error, la personalidad de un producto y más en el caso de ABC es capital.

Normalmente seguiríamos analizando la cuenta de resultados y el endeudamiento, pero en este caso pensamos que no es necesario. Máxime cuando el dinero captado en la OPV va destinado íntegramente a los accionistas actuales.

Resumiendo, pensamos que a largo y medio plazo no tiene mucho interés, a no ser que pensemos que los beneficios van a repuntar, cosa que no parece muy probable. O se podría considerar acudir, si pensamos que la publicidad que están emitiendo mantendrá el interés en los primeros momentos de cotización. Solo para adictos al riesgo.

Respecto a la manera de articular las inversiones en compañías eléctricas de las constructoras españolas, y su tremendo parecido con las prácticas seguidas en Enron, nos extenderemos más en próximos bloggs. Hay que decir que es una práctica legal, pero que tiene que tener sus repercusiones en las cuentas de la compañía compradora, y no dejan muy claro si los que compran son los constructores, los banqueros o ambos. Evidentemente estas prácticas son mucho más difíciles de supervisar, lo que sube notablemente el riesgo de las compañías involucradas.

Tags: RFS, REN, PSL, PRS